No sé cómo decirte que te echo de menos
Que todos los días duran unos segundos más desde que no estamos juntos
Y ya no puedo más
Me gustaría poder pasar contigo los días y preguntarte que tal por las noches, quiero saber que has hecho en este tiempo y si esto que siento es algo que solo me pasa a mi.

Me da mucha rabia saber que esta situación la he provocado yo y quiero revertirla quiero volver a los días de sofá y no hacer nada pero no tengo ningún poder para hacerlo, apenas tengo poder para gestionar mi vida actual.

Cada poco tiempo recuerdo lo que sentía cuando estábamos los dos y tengo miedo de sentir versiones cada vez más descafeinadas de lo que sentía contigo. Quizás es hora de admitir que nada podrá ocupar el gran hueco que quedó cuando te dejé marchar aunque quizás el mejor acto de generosidad que he tenido en mucho tiempo al fin y al cabo.

Encenderé una hoguera y esperaré sentado a un lado, si ves el humo y no quieres volver lo entenderé perfectamente.

No entiendo como Madrid siendo tan pequeño pudiste entrar aquí.

Quiero saltar de este edificio, partirme en trocitos y volver a andar, hasta donde tu estés. En medio del espacio sonriendo a los que te miran al pasar.
Meterme en ese agujero negro y saludarte desde el otro lado, estudiar tu anatomía con detalle desde lo más profundo del supermasivo que bien podría ser el fondo de Cuatro caminos o el transbordo de Diego de León.

Sacarte del estanque y alambrar todo el parque con luces que lleguen hasta nuestro casa disfrutando del paseo y de este efímero momento que con lo bien que está bien podría ser eterno y con lo bien que se vive por que querríamos morir.







Despierto entre la niebla que dejas con el cigarro y espero a que se calme, me siento en el borde de la cama y siento cada calada, cada fibra de tabaco ardiendo como si yo fuera el filtro que acabará tirado en alguna acera.

Sé que el amor que nos prometimos quizás es tan volátil como la ceniza que se mueve con el aire del ventilador pero ya no me importa y sé que a ti tampoco. Aprovecharé el frío que desprendes cuando hablas de mí para sobrevivir en este deshielo que dura lo mismo que la luz solar veraniega de Islandia y espero que tras la última capa de mi escarcha haya una persona mejor de la que se metió en ese cubito. Aunque me temo lo peor porque las personas nunca cambian, nunca, nunca cambian.


Trece Dioses

Recuerdo besar el suelo que pisabas, arrodillarme y pensarte como una deidad pero como humana te vi llorar y revolcarte en tu miserias. Sabías como bajar a la tierra o pasar la noche en el Olimpo.

No sé si te quise más por ser perfecta o por verte fallar, caer y hacerte daño. La sangre no nos hace vulnerables, nos hace más cercanos.

No recuerdo como se hace esto

Hace tiempo que ya no te sueño, me he rendido conmigo mismo , no sé parar esta hemorragia; aún
menos cauterizarla y cortar suena buen plan.
Todos sabían que eras mi debilidad aunque ahora ya no me importa que sea vox populi porque mi mundo pensaba que acababa donde terminabas tú pero el modelo geocéntrico nunca fue correcto, tú no eres el centro y yo no orbito a tu alrededor, todo es mucho más grande que esto.

Apenas te logro recordar aunque aún retengo tu nombre, no recuerdo tus rasgos ni te puedo imaginar, sabe internet la de veces que intenté rescatarte pero eres una interrogación en mi cabeza y un drama en mi costado. Siento que en este tiempo que te busqué también me perdí yo sin pretenderlo y regresar se vuelve más difícil que seguir en la oscuridad, saber a ciencia cierta cuantos metros de tierra me tienen enterrado no los puedo calcular con los ojos cerrados. No estoy seguro de estar bajo tierra, tampoco estoy seguro de seguir con los ojos cerrado ya que perdí la luz que me quedaba encendiéndote a ti, de eso estoy seguro

Permutaciones

No puedes volver porque no eres real. Yo te enterré pero te veo aquí y pienso en dejarlo todo, volver atrás, descaminarme hasta donde te dejé, excavarte del jardín e intentarlo hasta hacerlo funcionar de nuevo; justo antes de que el cortocircuito que fundió nuestros plomos nos dejara sin luces para vernos.

Justo cuando las estaciones del metro nos dirigían en direcciones contrarias y por muchos mapas del que rompiéramos la línea 1 iba en distinto orden para nosotros dos, justo cuando quisiste saber más de mí y yo decidí dejarte sola en esto. Al preciso instante cuando te convertiste en sombra y te perdí por última vez.


 Justo cuando sabíamos que funcionaría pero lo dejé pasar.

No sé vivir

El desastre de la vida está hecha para ser contada aunque no haya nadie para escucharte, sacarlo fuera, respirar y recuperar fuerzas para volver a fracasar. Caer y moldearse con las piedras, cambiar o retroceder al fin y al cabo para mutar en otra cosa que no pretendíamos pero que nos sienta bien, lo importante aquí es saber que forma parte de nosotros mismos y aceptarlo lo más rápido como condición de nuestra humanidad. 

No puedes escapar pero el camino que te depara puede ser mejor que el que tenías planeado, al final siempre lo es y seguro que pronto habrás olvidado los motivos por lo que te preocupabas y por los que poco a poco fuiste cambiando el rumbo.

El Bosque

Eres el leñador y yo los árboles y la fauna salvaje. Has sabido conocerme por dentro, haciendo leña con las ramas que dejé caer y sobreviviendo con un cuchillo entre los dientes abriéndote paso entre ciervos y osos, entre los lobos que me comían las entrañas y los zorros que te buscaban como presa. Bajo las estrellas, entremedio de las hojas, buscando referencias que terminan por mentir, impidiéndote salir de allí donde nunca debiste entrar, las serpientes que te encuentras no te dejan avanzar.


Poema (No es un poema)

Voy a encontrar la manera
de matarte y no dejarte huella
porque todos mis males comenzaron 
cuando te conocí
no puedo demostrarlo
así que tu muerte será un secreto
entre tú y yo
entre yo y tus vértebras.



Nunca te fíes de un pez globo

Tienes demasiado veneno dentro para ser tan guapa, eres como el fugu, inofensivo pero a la vez tetrodotoxinamente mortal. Ya veremos si encuentro la manera de envenenarme o de curarme.

Eres tóxica y dejas huella en las arterias de mis manos, con el simple roce de tu pelo dibujas un mapa de caminos y carreteras a lo largo de mi arco palmar de sitios que debemos de recorrer antes de que me mates una y otra vez. Tú eres jugar a la ruleta rusa, probarte es no saber si intoxicas hasta que mueres, eres veneno rápido y violento pero extrañamente curativo porque la adrenalina que me generas es la suficiente para corregir las arritmias que tengo al verte, quizás más mortales que tu propia toxina.