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Y para cuando has abierto los ojos te das cuenta que nadie te rodea por las mañanas, nadie responde a tus llamadas. Es cuando te das cuenta de lo hiriente que has sido con la gente que te apoyaba y comprendía, demasiado tarde para tratar de arreglarlo. Así que en un acto de lucidez decides buscar en los apoyos de otras personas, esas mismas que antes te tenían aprecio para poco a poco intentar ganarte su confianza, remplazar el lugar que yo ocupaba. Simplemente por el hecho de verme caer como un cometa helado que a cada milímetro que desciende más pequeño e inestable se convierte.