Tememos el hecho de tener que recoger todos nuestros bártulos y  regresar con el hatillo cargado al hombro lleno de experiencias, sentimientos y algún que otra marca de pintalabios Russian red al cuello. Noches sin dormir, barba de muchos días y unas wayfarers negras es lo que queda de aquello que en algún momento se autoproclamó soñador alguien con la valentía suficiente de rugirle a un león y la suficiente confianza en sí mismo como para sentirse capaz de todo; ahora convertido en una marioneta a merced de los demás. Despreocupado y taciturno, con los ojos sumidos en la más completa oscuridad si ningún vestigio de su brillo original, tal y como le dejaste, entre los destellos luminosos de Picadilly Circus.