Te veo marchar por el pasillo, mientras te vuelves más y más pequeña (ya ni siquiera puedo oírte respirar). Pero como si me leyeras la mente, te giras, vuelves tras tus pasos sin hacer ruido y te metes en la cama; esta vez no pienso dejarte marchar, no pienso cometer los errores de la última vez. Será un todo o nada, así si falla podré dejarte ir sabiendo que es porque tú quieres, Pero sinceramente quiero hacer de tus lunares mi bandera, de tu sonrisa mis estrellas preferidas y de tu pelo la almohada más cómoda y duradera que haya tenido nunca.
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